Me hallabas en los recodos. A ti volvía en la mañana, a ti en las calles y en los campos. Por ti y solo por ti me hacía colas de caballo, dejaba la nuca al descubierto. A veces los zapatos, un paseo y me escondía. A veces tu voz la sacudida, qué bonita estás esta mañana, ven aquí deja que te mire creces de un día para otro. Y yo pensaba vete y sin embargo. Allí de nuevo temblorosa, ahí en tu mano enredadera que me sacia.
2/5/13
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